Seamos sinceros, ¿existe alguna ciudad que sea más de ensueño y famosa que la llamada Ciudad de las Luces? Cuando se piensa en una aventura romántica, en una luna de miel, en algo que esté relacionado con el amor, ¿no es acaso Paris siempre una de las primeras, si no es que la primera, cosa que viene a la cabeza?
Efectivamente, y hay tantas ciudades bellas en el mundo, pero siempre suelen ser diferentes a cómo nos las solemos imaginar, excepto ésta. Nunca lo pensé, pero cada rincón, cada esquina, cada construcción en esta ciudad es cómo la imaginaba, valga decir, algunas más impresionantes aún. París...Paris, ¿qué se puede decir cuándo se menciona tal nombre?...simplemente es Paris y eso pesa más que cualquier apelativo. Los paisajes que me son tan familiares como desconocidos, en gran parte después de haber visto la imagen también inmortalizada de Paris en películas como
Le fabuleux destin d'Amélie Poulain, simplemente
Amélie, en fotos y cuadros.
En el caso de lugares como Brujas, muchos dicen que está increíble, pero mi opinión pudo diferir de las masas, pero en este caso no pude sino rendirme, caer ante ese gusto popular, ante esos clichés de la ciudad romántica:
J'aime Paris!
Bueno, la llegada, después de la llegada desde el Reino Unido, tuve la oportunidad de conocer a u

na chamaca gringa, bastante apreciable, llamada Gina, quién no sólo se volvió una excelente compañera de viaje (poder charlar horas y horas, además del heladito que me invitó (thanks Gina!) pues es algo muy chido!)... sino además una compañía agradable en algunos tramos del recorrido turístico en Paris. Y para hacerla más interesante, su hostal resultó estar a 2 calles de la casa de Natalí, amiga colombiana, ex-vecina aquí en Berlín, quien tuvo a bien apiadarse de mí y darme hospedaje durante 3 noches: Graaaaacias Natalííííí!!!!

Llegué medio muerto a eso de las 10pm, aún viendo un poco de luz, encontré a Natalí y entonces tras comer (al fin!) un Döner Kebab francés, me llevó a conocer el lugar llamado
Sacre Coeur, pequeña colinita con un barrio de artistas undrground parisinos y una iglesia en la punta, familiar a primera vista para todo aquel que haya visto la ya mencionada película de Amelia. Desde allí tuve mi primera vista de la Ciudad de las Luces, y a lo lejos, la Torre Eiffel, iluminada toda, coloreada y hermosa, y ni el ambiente caótico en este barrio ni los doscientos y tantos weyes embriagándose en la calle pudieron evitar que me pusiera loco y tuviera un sentimiento tan único por ver ese lugar, como se lo había dicho unas horas antes a Gina, "
La ciudad de los sueños para tantos, y estamos a unos minutos de conocerla".
C'est Paris!

Al otro día la excursión comenzó aunque después de tantos días de caminar distancias inhumanas en las ciudades, mis pies comenzaban a dar quejas, pero...me valió jefa!! Estaba en Paris, y eso ni por error se podría desaprovechar!!! Los lugares pues de costumbre, los famosos y sonados por todo el mundo: la Ópera parisina, desde la
Rue de Lafayette, camino al
Louvre, con su museo tan legendario, donde podíamos encontrar entre muchas muchas cosas y piezas artísticas (y chamacas!) a la afamadísima y, ya de cerca bastante simple y pequeña,
Monalisa, Gioconda...u know. Lo mejor, es que la entrada de normalmente 13 Euros se vio reducida drásticamente a nada! Me tocó el primer Domingo del Mes y por ende, tuve acceso gratuito. Aunque por la cantidad de Arte hallada, vale la pena pagar esos 13€.

Después salir camino al Oeste, cruzando la Plaza de la
Concordia hasta tomar una avenida famosísima y ultra-fashion y chic:
Les Champs Élysées. Ahora es que la D-City y hasta Londres quedan cortas. Hermoso boulevard, que se ve terminado con el imponente y hermoso
Arco del Triunfo, monumento otorgado al pueblo francés por el emperador Napoleón y sus victorias. Desde allí se tiene una vista, quizá no tan espectacular como la que podría otorgar la Torre Eiffel pero es increíblemente hermosa. Y allí la
Flama Eterna, ante un monumento a tantos soldados caídos en las guerras mundiales. Y otra vista más bella de los Campos Elíseos.
C'est Paris!
Después un andar ligeramente al Suroeste, pasando por
Trocadero, ante un lugar lleno de africanos que intentan venderte hasta agresivamente souvenirs de lo más inútiles, pasamos unas
terrazas y restaurantes hasta llegar de pronto a una esquina, donde al voltear hacia la izquierda se observa, alta, impresionante, esplendorosa, el mayor símbolo de Paris, de Francia e incluso de Europa: La torre
Eiffel. Con sus miles de toneladas de acero, con sus miles de turistas, con su precio carísimo para subir, allí estaba, reluciente, penetrante, asombrante, deslumbrante. Hermosa, ese punto que se conoce en cualquier parte del mundo. Construida para el Expo Internacional hacia 1889, alguna vez se intentó destruir por su "fealdad", después se conservó por la utilidad en transmisión de ondas de radio y T.V...hoy día es mucho más que un simple símbolo internacional. El nombre basta, Eiffel. Relación inmediata:
Europa --> Paris --> Eiffel. "
¿No habrá algo menos comercial?", no,
c'est Paris.

Regreso, es muy tarde, conociendo además el
Hôtel de Ville y esa arquitectura tan hermosa que posee, luego el
Hôtel des Invalides, el Puente hermoso que cruza el Seine, el río Sena y sus lugares a la orilla para descansar, con este clima ahora tan hermoso. (Al fin el Sol sirve en Europa!!!)...después, otro día, hay que conocer el
Moulin Rouge, que a mí ni interesaba, pero bueno, la foto del recuerdo a nadie perjudica, igualmente el Sacre Coeur de día, ante otro ataque de negros vendedores de cochinadas a precios ridículos...pero tambien esto,
c'est Paris.
Es que no es posible terminar de conocer esta ciudad!? No, no lo es, del mismo modo que afirman los franceses, conocer Francia, ni toda una vida basta: esos franceses son peculiares, orgullosos como nadie de serlo, y llevándolo en las venas cada segundo, así como su Marseillese, su amor por el hígado, los Camambert, el Vino, el Pan y presumiendo su idioma, algo que difiere muchísimo de los alemanes por ejemplo, quienes la nacionalidad y costumbres las llevan un poco (o bastante) más escondidas dentro de y para sí mismos. Quizá la historia siga pesando.

Bueno, luego llegamos a la catedral más famosa, no muy grande, no impresiona por fuera como ese Domo de Köln, pero su pinta gótica y su fama la hacen única:
Notre-Dame en la
Île de la Ville, sin jorobados ni cuentos, es hermosa por donde se le mire, en la islita pequeña de donde se fundó Paris, del corazón de la ciudad y donde incluso se puede mirar aún el llamado
Point Zero, desde el cuál se miden las distancias en Francia, de Paris a cualquier punto francés. Por dentro la Catedral deja ese color blanquecino y se vuelve oscura y se entrega a eso tan gótico, impresionante pero muy llena de turistas. Al lado, un jardín hermoso donde la gente suele ir a echarse al pasto a recibir el Sol, esperando agarrar algún día color (jajaja).
Y para concluir, no podría faltar una visita a un cementerio francés, el más visitado incluso del mundo entero:
Cémenteire du Père Lachaise, donde existen muchas celebridades enterradas, de las cuales destacamos a Oscar Wilde, a la Madame Edith Piaf, símbolo para Paris como Frank Sinatra para New York, con esa voz que alguna vez impresionó al mundo (y a mí que me encantan algunas de sus canciones!) y bueno...el legendario, famoso, extrañado: James Douglas Morrison, señor y vocalista de los Doors, mejor conocido como Jim Morrison o el
Rey Lagarto. Muchos hablan de él, bien, la visita no podía faltar.

No puedo dejar de decirlo, estoy enamorado de esta ciudad, ahora se ha vuelto mi favorita, quizá Praga será la Joya de Europa, pero ahora Paris, es número uno para mí, igual que para muchos. Única y estereotipada, la ciudad que aún posee la Joie de vivre, qué más se puede decir:
Oulala! C'est Paris! C'est la vie!...
Ouais! Et les filles: elles sont très très très belles!