domingo, 9 de enero de 2011

Dios nunca muere: Parte 1

La historia empezó más o menos así: Se acercaba el puente de muertos. Era demasiado el deseo de salir a conocer esos festejos tan bellos y tan mexicanos en algún lugar donde pudiera seguir existiendo la tradición con nula o poca interferencia del absurdo Halloween. (Quizá es un modo de decir que aquí en Puebla dichos festejos se limitan a un par de lugares en el centro adornados y basta). Era también bien sabido que pocos lugares en México (y el mundo) poseen tanta diversidad étnica, tantos colores y tantas sensaciones y climas como un lugar al sur del país, en el que los guajes abundan y las sierras se hacen eternas: Oaxaca.

Así pues, propuse mi idea de partir, durante el "puente de muertos" (dado que 1 y 2 de Noviembre, días católicos y sagrados para la raza, caerían en lunes y martes, lo cual significaba un fin de semana laaaargo y hermoso) y a diferencia de otras ocasiones, aquí se apuntaron inmediatamente a la idea mis estimados colegas y amigos de chamba: Lenin, Rudy, Gabs y Monter, además de que recibiríamos la visita de un buen paisano, radicado hacía ya tiempo inmemoriales en el vecino país del norte, Alem (léase Álvaro Emilio XD). Empezamos a hacer cáluculos, tiempos, distancias, lugares,
había quienes ya habían estado en ese lugar, habíamos quienes nunca, mas la emoción era la misma... los días pasaron, la fecha se acercaba y... dulcemente los contratiempos cayeron como lluvia (holy sh..t!!!)... sí! Primero tuvimos cancelación por parte de algunos posibles compañeros de viaje, luego no había modo de cubrir perfectamente los horarios propios del trabajo y luego los autos en que viajaríamos resultaron no disponibles... el viaje en autobús saldría al triple de precio que en auto... parecía que todo iba directo a la desgracia, pero Dios nunca muere y vaya que nos permitió burlar al destino y, entre una u otra circunstancia, terminamos por enfilarnos, menos de 12 horas antes de partir (la planeación habría llevado ya unos 22 días para entonces) tuvimos todo listo. Los viajeros seríamos 9, el buen Alem, Rudy, Lenin, Gabs, Fercha, 3 invitadas güeras (2 inglesas y una gringuilla... algo cortadas las de'graciaas pero en fin) y un servidor! :) Jueves 28 de Octubre de 2010, cerca de las 22:30 nos alistábamos para partir.

Los últimos problemillas (menores, pues!): comprar provisiones y pilas, la llanta semiponchada de Lenin, nuestra salida de 22hrs terminaba siendo a media noche, pero finalmente tomamos la Puebla-Orizaba sin parar... casi, Alem tuvo que hacer una escala técnica. Ya después, sin parar al km 203 de la pista, desviación en Cuacnopalan a Tehuacán, pasar por ahí y tomar ya directamente la pista hasta Oaxaca de Juárez. En medio de la noche, las curvas nos indicaron que estábamos llegando al estado ya mencionado... un estado particularmente increíble, donde los paisajes están 100% dominado por las montañas, cerros, montes, colinas, las sierras que lo quiebran y dejan como un papel que después de ser arrugado 4 o 5 veces, quiere estirarse.
El 5º estado más grande de México, es atravesado por 2 enoooormes sistemas de montañas del país: La sierra madre oriental y la sierra madre del sur, volviéndolo poco más que divino, poco menos que imposible. (Gente susceptible a las vueltas y curvas... absténgase de viajar vía terrestre!).

Después de los datos técnicos, volvemos... llegamos 4 am a la capital del estado, la cual atravesamos y admiramos por pocos minutos, nos esperaba aún una larga carretera hacia el sur, una de esas en las que uno se siente tan pequeño, subiendo y bajando de cerros, sintiendo el hermoso silencio entre la vegetación, de pronto tocando las nubes en forma de neblina que invade el camino... quizá el camino más largo y accidentado, nuestra valiente conductora Gabs no pudo más poco después de las 6:30 am, el sueño se hacía presente y nosotros no dejábamos de ver cerros y cerros y cerros... Rudy tomó pues el relevo y proseguimos, dispuestos a descubrir la costa oaxaqueña oculta por esa eterna sierra... la desesperación después de 2 horas más se hacía visible en los ojos de todos... tocábamos Mixtepec y aún no se veía mar!

Tuvieron que llegar las 10 am para leer un "Bienvenidos a Puerto Escondido". Pfff! C'mon! Y el mar!!?? Oaxaca tiene cerros hasta en la costa, no fue sino hasta 200 metros antes de la costa cuando por fin vimos mar! Agua! Azul! Océano Pacífico al frente! Ahora podíamos gritar, estábamos ahí! Y comprendíamos por qué se le llama Puerto Escondido.


Puerto Escondido, Oaxaca:
Dijo Lenin: "Qué onda? Una chela, no?"... extrañamente todos asintieron y entramos a un bar dentro de un hotel con una vista I-N-C-R-E-Í-B-L-E a playa Carrizalillo, un rincón aún más escondido en el puerto que está escondido, pero... una chela a las 10:30am sin haber desayunado? Después de 11 horas de viajar sin comer? Pues... qué más da!? Como diría posteriormente Gabs: "Estamos en la coooosta" (agregar acento naco XD)... qué importa el hospedaje, qué importa el cansancio, qué importa todo? El viaje terminó por ser improvisado, sin reservaciones de índole alguna... tras la chela era hora de correr al mar, cambiados en 10 minutos, llegamos en otros 5 y bajamos por unas escaleras de piedra entre vegetación espesa... y finalmente estuvimos ahí! Mar... mar... tantos días para poder vernos.


Lo que no pudimos dejar de lado fue el hambre, decidimos irnos al mercado local a probar un poco de alimento (que no fueran golosinas ni botana). He aquí otro punto divino de Oaxaca: la comida. Los precios no son los más baratos a primer vistazo, pero cuando uno ve el tamaño de lo que sirven, se compensa todo. Y cuando se prueba lo que se ha pedido, se hipercompensa la espera!!! Sabores, colores, olores, todo es Oaxaca. Ejemplos concretos: Una tlayuda (tamaño gigante por estándar) con tasajo (cecina, según yo) y un delicioso chocolate en agua (no es riquísimo, sino lo que le sigue)... sigamos... tras el nutritivo desayuno regresamos a playa Carrizalillo, donde nos enteramos de la bella noticia, Lenin andaba en plan de ligador (raro en él!) y decidido a caminar entre las piedras del mar, atacó a un inocente erizo, quien por defenderse, lo picó, dejando 7 espinitas en el pie del susodicho :P ... de algún modo, los salvavidas lo embriagaron y le sacaron las espinas, así al ch...!


El resto de la mañana transcurrió en calma, rico todo, mar, arena, brisa fresca en un calor típico de playa (no llamaré calor rico, dado que temperaturas arriba de 19ºC me suelen ya sofocar!), pero... es la costa! No hay que quejarnos. Y ahí seguimos, entre las comidas, decidimos echarnos un buen erizo patrocinado por Lenin (en su plan de tomar venganza!), muy rico por cierto, con su salsita picante y limón, en un verdadero (y económico) manjar. El problema fueron las "rondas de chela" que el esplendoroso Alem decidió invitarnos una y otra vez hasta sumar la cantidad de 14 chelas por individuo (léase Alem, Rudy, Lenin y yo), Gabs cayó en las 6 o 7, las güeras estaban desaparecidas (y sólo nos importaba para tener las llaves del auto de Lenin)... decidimos retirarnos de la playa hermosa a eso de las 5pm, para ocupar lugar en un hostal cerquititita (se llama Shalom, muy recomendable, precios económicos, todo cómodo...o era el cansancio?).

Finalmente Fercha fue quien decidió tomar el papel de Prudencia y medio guiarnos y cuidarnos a todos, de 5 borrachos no hacíamos ni uno, pero ahí estábamos, felices, el viernes acababa de modo rico, fresco, bello... aún sumamos una salida nocturna a cenar cerca de Zicatela (lugar más antrero de Pto Escondido) y un par de chelas más... luego a dormir... el modo de empezar a conocer este estado fue único! :)

El día siguiente nos empezó temprano, fuimos a eso de las 6:30 am a la playa a ver cómo amanece en el Oceáno Pacífico, bellísimo, una mañana fresca que lentamente fue calentando, como para hacer figuras en la arena, brincar una y otra vez en el agua y disfrutar la vida. Después de un buen desayuno, anduvimos camino a Zipolite, donde pasaríamos la siguiente jornada del viaje :) ... Zipolite en zapoteco es "la playa de los muertos".



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